viernes, 13 de abril de 2012

Que es la Ciencia Politica?

¿Qué es la Ciencia Política?
Tradicionalmente la Ciencia Política abarca el estudio de todos aquellos fenómenos relacionados con el ejercicio y las relaciones de poder, implícitas o explícitas, en el ámbito público. Esto se entiende como las relaciones entre autoridad, individuos, grupos y organizaciones, así como las estructuras, procedimientos y procesos a través de los que se llega a las decisiones políticas y se desarrollan las interacciones entre los diferentes sistemas políticos.

La ciencia política (conocida también como politología) es una ciencia social que desarrolla su campo de estudio tanto en la teoría como en la práctica política en sus diversas manifestaciones. Su objeto de estudio es la «realidad política», categoría analítica sobre la que el politólogo aplica todas las herramientas metodológicas hoy disponibles para describir, explicar y formular predicciones sobre los hechos y fenómenos políticos que la conforman.
La Politología, trascendiendo la descripción y la mera opinión, se orienta al conocimiento riguroso, sistemático y objetivo (avalorativo) de los hechos y fenómenos que conforman la realidad política. El conocimiento producido, como en toda ciencia, es obtenido mediante la observación y el razonamiento, utilizando argumentos sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.
En una palabra, remitirse a la prueba de los hechos; es decir, estudiar la repetición de fenómenos en el terreno de la política, a semejanza de lo que ocurre en las ciencias naturales. Por tanto, el estudio de la política es lo observable. En general no está referido a lo que debería ser la política como tipo ideal o conducta deseada; esa área dentro de la teoría política es característica de la filosofía política. Tampoco es el estudio de los elementos formales de la política como lo son las leyes, su formación y las intenciones de éstas, tarea de la jurisprudencia. La ciencia política tiene en cuenta el comportamiento político efectivo y observable de las personas y las sociedades, así como de sus estructuras y procesos. Sus niveles de teorización son el descriptivo, el explicativo y el predictivo. Podemos definir, entonces, a la Ciencia política como «la ciencia que estudia la realidad política tal cual es (y no como debería ser)».
Historia
Durante la Revolución Industrial y las revoluciones liberales del siglo XIX, se creó la necesidad de efectuar una crítica social a fin de evaluar los cambios sociales y políticos que se sucedían, así como su impacto en la sociedad y los motivos que los habían producido. La preocupación por el cambio social, combinada con el desarrollo que las ciencias naturales estaban logrando gracias al desarrollo del método científico, impulsó la fusión de ambas, dando lugar a las ciencias sociales. Así surgiría la sociología, y más adelante la ciencia política, asociada al estudio de la jurisprudencia y de la filosofía política.
El término ciencia política fue acuñado en 1880 por Herbert Baxter Adams, profesor de historia de la Universidad John Hopkins. Aunque su verdadero desarrollo como disciplina científica es posterior a la Segunda Guerra Mundial, antes de dicho periodo se asociaba al estudio de la jurisprudencia y la filosofía política. Otros autores afirman que el término Ciencia Política es propuesto por Paul Janet, quien lo utiliza por primera vez en su obra Historia de la Ciencia Política y sus relaciones con la Moral escrita a mediados del siglo XIX.
Orígenes
Ya en la antigua Grecia existía gran interés por conocer la naturaleza del Estado, sus órganos de control y las funciones de sus ciudadanos. Platón, quien en su obra La República presentó de forma utópica cómo debía ser la ciudad perfecta, fue uno de los primeros filósofos políticos. No obstante, la mayor parte de los estudiosos coincide en que Aristóteles fue el auténtico precursor de la ciencia política. Entre otras aportaciones, su tratado Política sobre los diferentes regímenes anticipó el gran esfuerzo que implica clasificar las formas del Estado y sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre esta ciencia.
Desarrollo
Posteriormente, y a lo largo de los siglos, fueron muchos los autores que dieron vida a la ciencia política: Marco Tulio Cicerón, San Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino, Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jacques Rousseau, Charles-Louis de Montesquieu, Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Johann Gottlieb Fichte, Alexis de Tocqueville, Karl Marx, Friedrich Engels y Friedrich Nietzsche.
De sus respectivas concepciones surgieron algunas de las obras claves en la paulatina configuración de la politología: El príncipe (1532, donde Maquiavelo reseñó las condiciones que debían caracterizar al estadista), Leviatán (1651, Hobbes expuso sus teorías acerca del surgimiento del Estado a partir del contrato social), Tratados sobre el gobierno civil (1690, defensa de Locke de los conceptos de propiedad y monarquía constitucional), El espíritu de las leyes (1748, Montesquieu defendió en sus páginas el principio de la separación de poderes), El contrato social (1762, Rousseau revisó la cuestión del contrato social argüida por Hobbes y Locke, y defendió la preeminencia de la libertad civil y la voluntad popular frente al derecho divino de los soberanos), La paz perpetua (1795, Kant concibió un sistema pacífico de relaciones internacionales basado en la constitución de una federación mundial de repúblicas), Discursos a la nación alemana (1808, Fichte inauguró en cierta medida el discurso del nacionalismo contemporáneo), La democracia en América (1835-1840, Tocqueville reflexionó acerca del modelo de democracia estadounidense) y el Manifiesto Comunista (1848, Marx y Engels abordaron el estudio de la historia a partir del materialismo).
En las páginas de estos tratados, sus respectivos autores se ocuparon de la forma en que una sociedad puede generar las condiciones necesarias para el bienestar de sus ciudadanos. En mayor o menor medida, todos siguen vigentes, principalmente por ocuparse de valores como la justicia, la igualdad, la libertad y el desarrollo de las cualidades humanas.
Relaciones de la Ciencia Política con otras Ciencias Sociales
Los éxitos que se habían conseguido en el campo de las ciencias naturales llevaron a muchos investigadores políticos a la creencia de que, con el tiempo, empleando el análisis sistemático y la metodología de la física, la química y la biología, podrían desarrollar teorías explicativas. Mediante su uso, el estudio del gobierno y de la política podría convertirse, según ellos, en una tarea tan científica como las realizadas en laboratorios.
Las conflictivas relaciones de parentesco o de vecindad entre la Ciencia Política y las restantes ciencias sociales arrancan desde el momento mismo en que la reflexión política fue un anexo de la filosofía. ARISTOTELES, PLATON, los teóricos políticos de la Edad Media, así como HOBBES y ROUSSEAU, enmarcaron sus reflexiones en el bien del grupo políticamente organizado, y enunciaron las condiciones que permitirán alcanzarlo.
No faltan quienes creen que la unidad del objeto de la Ciencia Política consiste en centrar la investigación sobre situaciones históricas. Pero la historia no es la política, por más que sea utilizada como fuente de datos que podían ser analizados por el científico político. Los hechos históricos tienen relevancia para la ciencia política en la medida en que contribuyan a establecer ciertas regularidades del comportamiento político, permitan describir mejor la realidad política e influyan efectivamente en la conducta de los actores políticos.
Y si seguimos explorando las confusas relaciones de la Ciencia Política con otras ciencias sociales, vemos que también existe una concepción de la Ciencia Política que la instala en el mismo ámbito del Derecho, especialmente del derecho constitucional. Pero mientras el Derecho es el encargado de estudiar los aspectos normativos de la organización y funcionamiento de las organizaciones estatales, la Política encara la tarea de describir los hechos y procesos que se producen y articulan en el seno de las instituciones del Estado.
Los lazos de la Política con la sociología parecen ser hoy más estrechos y profundos que nunca: esta corriente reconoce que los fenómenos políticos son hechos sociales. De los sociólogos se toma el método estadístico para recoger y analizar el comportamiento colectivo.
De los psicólogos tomaron las definiciones, propuestas y conceptos que les ayudaran a entender por qué los seres humanos actúan de ciertas maneras.
Otro tanto ha de decirse de las relaciones entre Política y Economía, aunque, en este caso, a más de uno le gustaría invertir los términos en que se producen sus recíprocas vinculaciones. La economía y sus desafíos constituyen uno de los factores fundamentales del proceso de politización de una sociedad, hasta el punto de que influyen sobre el estilo de la relación política, sobre las modalidades del ejercicio del poder, y sobre el tipo de orden social vigente en cada momento histórico.
Como resultado de estos “préstamos” de otras ciencias sociales, la ciencia política se convirtió en una disciplina independiente. No fue considerada ya un mero complemento a la filosofía moral, a la economía política o a la historia.
Ciencia política contemporánea
A pesar de estos esfuerzos para conseguir una disciplina realista y concreta, basada en la objetividad y en la utilización de herramientas científicas, el tradicional estudio especulativo y normativo siguió siendo la nota común hasta mediados del siglo XX, momento en que el punto de vista científico empezó a dominar los análisis de la ciencia política.
Este movimiento fue llamado conductismo porque sus defensores sostenían que la medición y la observación objetivas se debían aplicar a todas las conductas humanas tal y como se manifiestan en el mundo real.
Los adversarios del conductismo sostienen que no puede existir una verdadera ciencia política. Objetan, por ejemplo, que cualquier forma de experimentación en que todas las variables de una situación política estén controladas, no es ni ética, ni legal, ni posible con los seres humanos. A esta objeción, los conductistas responden que la pequeña cantidad de conocimiento obtenido de forma sistemática se irá sumando con el tiempo para dar lugar a una extensa serie de teorías que explicarán el comportamiento humano.
El programa originario de la Ciencia Política
La experiencia de quienes retornaron a la docencia universitaria después de la II Guerra Mundial (1939-1945) tuvo profundas consecuencias sobre la totalidad de la disciplina. El trabajo en los organismos oficiales perfeccionó su capacidad al aplicar los métodos de las ciencias sociales, como las encuestas de opinión, análisis de contenidos, técnicas estadísticas y otras formas de obtener y analizar sistemáticamente datos políticos. Tras conocer de primera mano la realidad de la política, estos profesores volvieron a sus investigaciones y a sus clases deseosos de usar esas herramientas para averiguar quiénes poseen el poder político en la sociedad, cómo lo consiguen y para qué lo utilizan.
La adhesión a la “revolución conductista” implica, según el credo de los padres fundadores, al menos las siguientes cinco asunciones, a cada una de las cuales corresponde un objetivo que debe ser alcanzado para que los resultados de la investigación puedan ser considerados “científicos”.
1. Explicación y previsión con base en leyes generales. La tarea fundamental del científico político es descubrir estas regularidades y expresarlas en forma de leyes generales, de carácter causal o estadístico, que permitan la explicación y previsión de los fenómenos políticos.
2. Verificabilidad empírica y objetividad. La validez de las generalizaciones de la ciencia política puede ser comprobada inicialmente a través de una verificación empírica que tenga como referencia los comportamientos observables de los actores políticos. Sólo adoptando este tipo de procedimientos, los científicos políticos podrán reivindicar a favor de sus enunciados y sus teorías el carácter del conocimiento cierto y objetivo de la realidad política, dotada de responsabilidad intersubjetiva, a la par de los conocimientos forjados por las ciencias de la naturaleza.
3. Cuantificación y medición. Es posible la adopción de procedimientos rigurosos en el registro de los datos, en la enunciación de los resultados y en la ejecución de los controles relativos a los comportamientos políticos. El científico político debe por ello empeñarse en usar las técnicas de cuantificación y medición exacta de los fenómenos que emplean las “ciencias exactas” y que no carecen de resultados también en las ciencias sociales, comenzando por la economía y la psicología.
4. Sistematicidad y acumulatividad. La investigación de los científicos políticos deberá ser conducida “sistemáticamente”; es decir, deberá implicar una constante interacción entre un lenguaje teórico lógicamente estructurado y coherente y una investigación empírica guiada por un riguroso método inductivo. La acumulación progresiva de los datos empíricos consentirá un gradual desarrollo de las teorías y se llegará así a la formación de un núcleo de conocimientos compartidos dentro de la comunidad de los científicos políticos.
5. Avaloratividad. La explicación y la previsión empírica de los fenómenos políticos puede considerarse rigurosamente distinta de las valoraciones y prescripciones de carácter ético o ideológico. El científico político tiene por ello el deber intelectual de abstenerse de todo tipo de valoración ética o ideológica a lo largo de sus indagaciones y, de ser el caso, debe señalar siempre de manera explícita cuáles son los valores a los que se adhiere cada vez que, despojándose de la vestimenta científica, considera oportuno expresar valoraciones de carácter moral o ideológico en vista de sus objetivos de investigación. Asimismo, debe abstenerse de recabar indicaciones prescriptivas a partir de sus investigaciones. Desde este punto de vista, la ciencia política se opone diametralmente a la filosofía política tradicional que nunca ha tematizado la distinción entre juicios de hecho y juicios de valor, y ha sido concebida primordialmente como una reflexión sabia y normativa más que como una forma de conocimiento objetivo.
Las objeciones
Los cultores de la filosofía política tradicional reivindicaron una insustituible dimensión filosófica de la reflexión política que ninguna “ciencia” de carácter lógico-deductivo o empírico está en condiciones de cubrir, porque se refiere a problemas que no son ni de orden lógico ni empírico: son problemas que implican opciones filosófico-ideológicas muy generales y elecciones de valor continuas, comenzando por el problema del fundamento de la obligación política.
También se deja de lado la discusión sobre los fines de la política y las razones que vuelven legítimo (o ilegítimo) el ejercicio del poder; temas que la tradición del pensamiento político occidental, de Aristóteles en adelante, ha colocado en el centro de su reflexión. Esta polémica se puede resumir igualmente en cinco puntos originarios de la ciencia política conductista que habíamos examinado antes.
1. No es posible registrar regularidades de larga duración y de amplio rango ni en el comportamiento de los actores políticos ni en el funcionamiento de los sistemas políticos. Ello por razones teóricas de fondo, y la previsión de “eventos únicos” .
2. La validez de las generalizaciones de la ciencia política - en mayor medida que cualquier otra ciencia social o “natural”— no es susceptible de verificación.
3. Existen márgenes muy reducidos por la medición y la cuantificación, con la sola excepción, quizá, del análisis de los resultados electorales (que con un cierto abuso terminológico es designado como “observación de los comportamientos” electorales, mientas que en la realidad no tiene que ver con algún comportamiento social “observable”, sino sólo con aspectos cuantitativos de procedimientos sociales ritualizados).
4. La ciencia política no ha podido “acumular” en el intento, un núcleo de teorías y de conocimientos compartidos en forma unánime, como patrimonio indiscutible de la disciplina, tampoco ha podido unificar de manera conceptual el léxico teórico de la ciencia política. La situación semántica de la ciencia política contemporánea recuerda aquélla de la “torre de Babel” (Sartori, 1975).
5. El compromiso de la avaloratividad se revela en general impracticable en el ámbito de las ciencias sociales y en modo particular en el estudio del fenómeno político. Resulta inevitable que el investigador se oriente, consciente o inconscientemente, según ciertas elecciones de valor, de naturaleza filosófica, ética o ideológica (Taylor, 1967).
Dificultades propias de la ciencia política
En lo que respecta a la clasificación de la ciencia con base en la complejidad creciente, la ciencia política se encuentra ante profundas dificultades: en cuanto el sistema político es un subsistema respecto del sistema social general, la ciencia política presupone la ciencia general de la sociedad (un partido político, antes de ser una asociación política, es una asociación); en cuanto que el subsistema político tiene la función primaria de permitir la estabilización y el desarrollo de un determinado subsistema económico, y la coexistencia o integración del subsistema económico con determinados subsistemas culturales, la ciencia política no puede prescindir de la ciencia económica mientras que ésta sí puede desechar a aquella; tampoco puede prescindir de los subsistemas culturales (considérese la importancia que tiene para los estudios de política, por ejemplo, el problema de los "intelectuales" y de las ideologías).
La ciencia política es además una disciplina histórica, o sea una forma de saber cuyo objeto se desarrolla en el tiempo y está en continua transformación: lo que hace imposible de hecho la experimentación (no se puede reproducir una revuelta de campesinos).
En fin, la ciencia política, en cuanto ciencia del hombre, del comportamiento humano, tiene en común con todas las otras ciencias humanas dificultades específicas que derivan de algunas características de la acción humana, de las cuales tres son particularmente relevantes:
a) el hombre es un animal teleológico que cumple acciones y se sirve de cosas útiles para el logro de fines no siempre declarados y frecuentemente inconscientes: se puede asignar un significado a la acción humana sólo si se logra conocer el fin, de donde la importancia que tiene en el estudio de la acción humana el conocimiento de las motivaciones (ninguna ciencia social, y por lo tanto, tampoco la ciencia política, puede prescindir del aporte de la psicología);
b) el hombre es un animal simbólico que se comunica con sus semejantes mediante símbolos (el más importante de los cuales es el lenguaje): el conocimiento del hacer humano requiere el desciframiento e interpretación de estos símbolos;
c) el hombre es un animal ideológico, que se sirve de valores vigentes en el sistema cultural en que está inserto para racionalizar su propio comportamiento, que hace uso de motivaciones distintas de las reales a los efectos de justificarse o de obtener consenso, y de allí la importancia que asume en la investigación social y política la tarea de develamiento de lo que está oculto, esto es el análisis y al crítica de la ideología.
El problema de la avaloración
La ciencia política está ciertamente entre aquellas ciencias en que la avaloración (eliminar la intrusión de juicios de valor) se presenta como más difícil de lograr. Se hace aquí referencia a la suspensión de los propios juicios de valor durante la investigación para evitar de esa manera ser influida y perder objetividad.
La avaloración, que es garantía de objetividad (sólo el carácter de objetividad asegura a la ciencia su característica función social), es perfectamente compatible con el compromiso ético y político respecto del argumento previamente elegido o de los resultados de la investigación, que garantiza la relevancia de la empresa científica. El peligro de que una investigación en la que el investigador está demasiado empeñado carezca de objetividad no es menos grave que el peligro inverso, esto es que una investigación perfectamente objetiva carezca de relevancia. Es realmente deplorable la confusión entre objetividad e indiferencia: la objetividad es un requisito esencial de la ciencia; la indiferencia es una actitud -no provechosa para la buena investigación científica- del hombre de ciencia.
Áreas de investigación
Las principales áreas de investigación y análisis de la Ciencia Política son
 El poder político y las características de su obtención y su ejercicio.
 La autoridad y su legitimidad.
 El Estado.
 La Administración pública.
 Las políticas públicas.
 La gestión pública
 Las instituciones políticas.
 Los sistemas políticos y los regímenes políticos.
 Los partidos políticos y los sistemas electorales.
 El ordenamiento de la acción colectiva.
 El comportamiento político.
 La opinión pública y la comunicación política.
 Las relaciones internacionales.
Las más importantes áreas de estudio dentro de la Teoría Política están orientadas hacia el análisis de las instituciones, las políticas públicas, la política comparada, el comportamiento político y la comunicación política.
Entre los principales autores contemporáneos que contribuyeron al desarrollo y consolidación de la ciencia política como disciplina autónoma podemos citar entre los mas relevantes a Gabriel Almond, Norberto Bobbio, Robert A. Dahl, Maurice Duverger, David Easton, Harold D. Lasswell, Arendt Liphjart, Giovanni Sartori, Sydney Verba, Stein Rokkan, Dieter Nohlen, Gianfranco Pasquino entre otros.
El año 1948 marca un hito en la Ciencia Política: a pedido de la UNESCO se reúnen en París los más destacados expertos y estudiosos con la finalidad de tratar de redefinir y acotar su objeto de estudio. Las deliberaciones concluyen con la confección de la célebre Lista Tipo elaborada bajo una fuerte influencia del pensamiento anglosajón. Si bien ella constituye tan sólo una mera enumeración pragmática de temas, en el sentido que no encierra un concepto esencial o distintivo de lo político, sigue siendo a pesar de más de medio siglo de vida un obligado punto de referencia para la elaboración de marcos teóricos y la confección de currícula universitarias. Los distintos temas propuestos quedan agrupados en 4 secciones:
I. Teoría política
a) Teoría política
b) Historia de las ideas políticas
II. Instituciones políticas
a) Constitución
b) Gobierno central
c) Gobierno regional y local
d) Administración pública
e) Funciones económicas y sociales del gobierno
f) Instituciones políticas comparadas
III. Partidos, grupos y opinión pública
a) Partido político
b) Grupos y asociaciones
c) Participación del ciudadano en el Gobierno y la Administración
d) Opinión pública
IV. Relaciones internacionales
a) Política internacional
b) Organización y administración internacional
Métodos
Los métodos empleados por la ciencia política son principalmente los de las ciencias sociales. Las encuestas de campo pueden permitir refrendar y comprobar en la práctica las ideas lanzadas por los autores. Las encuestas son, en cierta forma, las "recetas de cocina" de la ciencia política.
Método cualitativo
El método cualitativo consiste en realizar entrevistas semi-orientativas con actores concernidos o afectados por el objeto de estudio. La ventaja de este método es que permite recoger un material rico en información (más completa que en los cuestionarios). El riesgo a evitar es la reproducción del discurso de los actores en lo que se diga posteriormente sobre el objeto en cuestión (por ejemplo, un estudio electoral que refleja los puntos de vista de uno u otro político de un determinado partido). El método cualitativo es empleado sobre todo por los investigadores europeos.
Método cuantitativo
Los métodos cuantitativos implican el uso del cuestionario (escrito, por teléfono) y de la estadística. Permiten recabar un gran número de datos y, por lo tanto, analizar los fenómenos bajo un punto de vista global. La gran cantidad de datos da una cierta representatividad a los resultados producidos. La constitución de una muestra representativa (con las mismas proporciones por categorías de personas que en la realidad) es, por lo tanto, necesaria. Los datos son tratados a continuación mediante herramientas estadísticas como SPSS o MODALISA. Los métodos cuantitativos requieren de una cierta potencia técnica de las herramientas estadísticas, y son también más costosos. Estas grandes encuestas requieren equipos y medios sólidos.
Método histórico
El método histórico no consiste ni en una colección de datos ni en una sucesión de acontecimientos no es una historia cuantitativa, sino en retratar la "historia larga de la política"[1] , con el fin de poner en evidencia "las lógicas sociales de la obra en la vida política"[2] a largo plazo.

Fuentes:
 www.es.wikipedia.org
 BOBBIO, Norberto; MATTEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco: Diccionario de Política. Editorial Siglo Veintiuno Editores. Décima edición en español. México. 1997.
 http://www.monografias.com/trabajos19/ciencias-politicas/ciencias-politicas.shtml
 “Ciencia política," Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2008 http://es.encarta.msn.com © 1997-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
 http://estadoysistemaspoliticos.blogspot.com/2008/03/la-tragedia-de-la-ciencia-poltica-por.html

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